En los campos de caña del Consorcio Azucarero de Empresas Industriales (CAEI) se libera un pequeño insecto llamado Tetrastichus howardi. Este es obtenido bajo condiciones artificiales para ser usado como controlador biológico. Y ya ha contribuido a bajar la afectación de plagas en las plantaciones.
Entre las plagas más comunes que se buscan combatir con este parasitoide se encuentra el barrenador del tallo, que constituye la principal amenaza a la caña de azúcar en la República Dominicana. De acuerdo a los datos de CAEI, se estima que por cada 1 % de índice de infestación se pierde 0.5 kilogramos de azúcar por tonelada de caña cosechada.
Además del barrenador de tallo, otras plagas que frecuentemente afectan el cultivo son: gusano cogollero, falso medidor y calisto de la caña. Estas afectan el follaje de la caña de azúcar, provocando daños que se traducen en reducciones significativas de la producción agrícola.
En un audiovisual publicado por CAEI, Phamela Acosta, doctora en ciencias agrícolas, asegura que el proceso para obtener el Tetrastichus howardi es “muy fácil”. La primera fase es la recolección de los huevos del vector intermediario; luego los huevos son colocados en envases plásticos, que dentro de ellos se encuentran una mezcla de ingredientes como el maíz, el trigo, la leche y la miel, en sus diferentes proporciones.
La citada mezcla sirve de alimento para las larvas explosionadas. Esa mezcla es reemplazada en varias ocasiones hasta que la larva llegue a su punto óptimo, donde pueda ser extraída y pasar al siguiente subproceso.
Después de esto, las larvas son empacadas para así inducir su siguiente fase biológica, es decir, pasar de larvas a crisálidas. “Ya en esta etapa, las crisálidas son extraídas de su cobertura y clasificadas para su parasitación”, explica Acosta.
En la última etapa, las crisálidas son divididas en subgrupos, dispuestas a ser parasitadas, y después que se confirme su parasitación, estas son colocadas en vasos. Ya emergidos dentro de los vasos son enviadas al campo para ser utilizados como control biológico en el manejo de plagas.
Su distribución en las plantaciones ha permitido disminuir los efectos de los insecticidas químicos y una mayor producción de azúcar de calidad.
A nivel económico, la iniciativa reduce las pérdidas de azúcar en más de 1.5 kilogramos por toneladas de caña molida y los ingresos anuales rondan los US$500,000. También, tiene una reducción de los costos del control de plagas, dando ahorros entre US$50,000 y US$100,000 anuales.
Con esta iniciativa, denominada “Uso de enemigos naturales para control biológico de plagas en el cultivo de caña de azúcar”, el CAEI fue reconocido por el Consejo Nacional de la Empresa Privada (Conep) y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
De acuerdo a la segunda edición del Catálogo de Prácticas Prometedoras del Conep y el PNUD, la iniciativa tiene un impacto medioambiental en más del 98 % del área donde se emplean controladores biológicos. El área de aplicación de insecticidas es menor a 500 hectáreas anuales.
De acuerdo al artículo “Efectos de los plaguicidas sobre el ambiente y la salud”, publicado en la revista científica SciELO Cuba, la contaminación ambiental por plaguicidas está dada fundamentalmente por aplicaciones directas en los cultivos agrícolas, lavado inadecuado de tanques contenedores, filtraciones en los depósitos de almacenamiento y residuos descargados y dispuestos en el suelo, derrames accidentales y el uso inadecuado de los mismos por parte de la población, que frecuentemente son empleados para contener agua y alimentos en los hogares ante el desconocimiento de los efectos adversos que provocan en la salud.
La unión de estos factores provoca su distribución en la naturaleza. Los restos de estos plaguicidas se dispersan en el ambiente y se convierten en contaminantes para los sistemas biótico (animales y plantas principalmente) y abiótico (suelo, aire y agua), amenazando su estabilidad y representando un peligro de salud pública.
Agrega que su gestión está basada en respetar la naturaleza, así como en minimizar el impacto ambiental. “Somos la única empresa productora de azúcar en República Dominicana certificada por la organización internacional Bonsucro, para lo cual llevamos un riguroso proceso de evaluación, que nos permite aplicar las mejores prácticas internacionales en este renglón”, agrega.
A través del Departamento de Comunicaciones, el Consorcio CAEI señala que: “En ese contexto es que aplicamos de manera exitosa la iniciativa ‘Uso de enemigos naturales para el control biológico de plagas en el cultivo de caña de azúcar (Saccharum officinarum L.)’, que es coordinada por nuestra Gerencia de Investigación y Desarrollo que forma parte de la Dirección de Campo”.
Con esta práctica, CAEI apunta que aporta a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) nueve y 12, en el impulso de la innovación, la mejora continua y la participación femenina, al tiempo que obtiene un mayor rendimiento de azúcar y reduce su impacto en el medioambiente.
De acuerdo a las informaciones colocadas en la segunda edición del Catálogo de Prácticas Prometedoras del Conep y el PNUD, la inversión económica anual de esta iniciativa de CAEI es de aproximadamente US$130,000.
El Conep y el PNUD reconocieron esta y otras iniciativas empresariales, que completan 17, por considerarse que tienen un impacto positivo en términos económicos, social y ambiental. Además, ayudan a acelerar el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
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