La incertidumbre toca las puertas de docenas de empresas y de al menos 336,480 trabajadores, con un responsable a la vista: el coronavirus (COVID-19), que ha convertido la actividad turística en República Dominicana, hasta hace varias semanas locomotora de la economía nacional, en un sector sin certidumbre.
El impacto económico y el confinamiento que sufre una parte importante de la población mundial, producto de la pandemia de COVID-19, ya se siente en la hotelería local y en las principales actividades que se sustentan de los turistas que llegan desde el extranjero.
Desde empleados de las empresas touroperadoras, de las de excursiones terrestres y acuáticas y del transporte turístico viven el mismo mal: la incertidumbre de no saber cuándo terminará la circulación del virus y puedan volver a sus puestos de trabajo.
“No sabemos cuándo va a mejorar. Los hoteles la mayoría han cerrado por tres meses, pero no sabemos si van a abrir en ese tiempo. Viene una crisis muy grande para todos aquí en la zona turística (del este). Todos estamos en el mismo barco”, proyecta Albania Martínez Miller, vicepresidenta de la Asociación de Empresas Acuáticas.
Martínez Miller asegura que el cierre de las empresas acuáticas provocó que 1,225 personas se quedaran sin trabajo. Prevé que no todas las compañías del sector que representa van a sobrevivir a la actual crisis.
“A nosotros no nos fue bien el año pasado y venir ahora a esta situación. Venimos arrastrando desde agosto de 2019 el problema que pasó, no hemos tenido ganancia desde ese mes porque los hoteles no han tenido una ocupación alta”, lamenta.
Dice no saber cuándo puedan volver a trabajar nueva vez, al tiempo de añadir que para el sector turismo recuperarse va a tomar tiempo.
En 2018, en el país 94,704 personan tenían la actividad hotelera como fuente de trabajo directa, mientras que 241,775 de forma indirecta, sumando 336,480 empleados, según las cifras del Banco Central.
El transporte se frena
La preocupación por sus empleados y negocios también la sufre el sector transporte. El presidente de la Asociación Dominicana de Transporte Turístico (Adotratur), Tusides Santana, cataloga la situación como “gravísima” y revela que cerca de 3,000 empleados e igual cantidad de unidades están paralizadas desde el pasado 19 de marzo.
“Nosotros estamos preocupados porque hay una empleomanía muy grande: choferes, lavadores, personal de oficina, y no tenemos como prometerle algo a ellos que no sea lo que el Gobierno está ofreciendo”, declara Santana en alusión al Fondo de Asistencia Solidaria al Empleado (FASE), que busca asegurar el empleo, los ingresos y la alimentación de las familias dominicanas durante el período de emergencia por el coronavirus.
Sobre el periodo de gracia de tres meses que han otorgado los bancos a sus clientes para ayudar a paliar la crisis por la enfermedad, el dirigente entiende que algunas empresas no podrán cumplir con sus compromisos en el referido tiempo.
“Volver a mover las unidades, cuando regresen los turistas, es un proceso largo. Nadie estará en condiciones para en agosto cumplir con sus compromisos financieros. Los bancos tienen que tomar en cuenta eso para que la flexibilización sea distinta. No es lo mismo que una ferretería deba un préstamo a que sea una empresa de transporte”, explica.
Un desastre generalizado
La debacle de un sector que fue hasta hace semanas uno de los pilares de la economía nacional, aportando al fisco durante el año pasado RD$10,986.5 millones por concepto de los diferentes impuestos, se lleva consigo a las empresas turoperadoras.
“Es un desastre. Estamos hablando de 37 empresas entre turoperadores y proveedores que nos asociamos para ver qué podemos hacer juntos”, reconoce Manuel Muñoz, presidente de la Asociación de Turoperadores Receptivos, sobre el impacto que ha traído consigo para el sector el coronavirus.
Indica que la mayoría de las compañías que operan en la región este han cancelado casi el 85% del personal, quedándose con un solo empleado.
Muñoz sostiene que en su caso parará el personal que no sea imprescindible y “lo voy a liquidar con la promesa que desde que la cosa comience a subir los voy a llamar, porque el personal ya está preparado, lo único que ahora es insostenible tenerlo”.
Critica que el Gobierno solo se enfocara en los hoteles para brindarle ayuda, aclarando que los turoperadores son quienes llevan los turistas a los centros vacacionales.
De enero a septiembre de 2019 la actividad turística le generó al país ingresos por US$5,767.2 millones.
Desempleados y sin esperanza
Frederick González, presidente de la Asociación de Propietarios de Excusiones de Aventuras Motorizadas, que hace del distrito Verón-Punta Cana su área de operación, informa que la crisis que afecta al sector turismo provocó el cierre de 10 empresas, dejando sin sustento a 1,500 trabajadores.
González señala que “el tema no es que estemos trabajando o no, es que todos vivimos del día a día. A los empleados le hemos tenido que suspender su contrato de trabajo por 90 días y al día cinco de la suspensión ya no tenían dinero”.
Entiende que el turismo no será de las primeras actividades que se reactiven en el mundo y explica que hasta que las naciones emisoras de turistas no se estabilicen y que el país pueda tener el coronavirus bajo control, “no podemos estar soñando con turismo”.
Considera que tal vez dentro de tres meses el país pueda comenzar a recibir algún vuelo con turistas, “pero hay que ver cómo se desarrolla la situación. Esto será un reto (el reinicio de las operaciones)”.
En tanto, el secretario general de la Confederación Autónoma Sindical Clasista (CASH) Higüey, Manolo Ramírez, llama al sector empresarial a flexibilizar y humanizar su comportamiento gerencial y económico y garantizar que, a los trabajadores, estando en su casa, le pueda llegar el sustento mínimo de su familia.
Afirma que no van a permitir que los trabajadores se vayan a su casa sin una parte económica que les permita sustentarse mientras dure la crisis.
“Nuestra misión es evitar que la suspensión de los contratos de trabajo sea pura y simple, en función de lo que establece la ley”, advierte Ramírez.
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