Este año y pico pandémico han sido extremadamente interesantes para los emprendedores… y para los innovadores. El espíritu emprendedor creció exponencialmente durante la pandemia: por necesidad y por oportunidad. El desempleo y, por tanto, la necesidad de “buscársela”; las oportunidades de negocios que se percibieron y aprovecharon; el tener mucho tiempo disponible, que en muchos casos se aprovechó para comenzar algunos “negocitos” que han permanecido, en otros se han transformado y en otros simplemente han desaparecido.
Empujados por la necesidad de generar ingresos o de ocupar su tiempo, muchas personas pusieron a trabajar su imaginación, detectaron oportunidades de negocios, se unieron a otros amigos y activaron su gen emprendedor generando una empresa. Echaron mano de estrategias y herramientas de mercadeo digital: usaron grupos de WhatsApp, cuentas de Instagram, tiendes virtuales en páginas web… para promocionar y vender sus productos.
Negocios tradicionales como los colmados tuvieron también que echar mano de la tecnología y mantuvieron un volumen de negocios generados por los pedidos hechos por WhatsApp, las entregas por deliveries… aceptando pagos por transferencia, tarjetas de crédito y botones de pago… algo a lo que se habían resistido por muchos años.
Restaurantes grandes y pequeños, foodtrucks y cafeterías, que en los primeros meses no podían recibir clientes, idearon un formato de pick-up de los platos de su menú, al igual que otros idearon la venta de productos semi procesados para terminarlos en casa. Hubo que ampliar y crear terrazas, crear nuevos procesos de producción y personal…
Igual que ha sucedido con los bancos, con las instituciones, con las demás empresas… que en meses han sacado aplicaciones, actualizado páginas web, acomodado sus procesos y ofertas a las necesidades de los clientes. Lo cierto es que el COVID-19 ha logrado en pocos meses modificar actitudes reacias al cambio, resistentes a la innovación, contrarias a los deseos de clientes y usuarios.
Interesante es también que las encuestas nos señalan que en este 2021 se tendió hacia empresas más innovadoras y responsables… que la gente quiere respuestas que satisfagan sus necesidades y que valoran aquellas empresas que demuestran que están empeñadas en satisfacer sus clientes y relacionados.
Hace unos días, el Centro Latinoamericano de Innovación y Emprendimiento (Celiem) publicó en su III Monitor Especializado, datos que visibilizan el espíritu emprendedor en Centroamérica y República Dominicana, y muestra que la falta de promoción relacionada al ecosistema emprendedor es uno de los factores más determinantes que limitan el interés de llegar a iniciar un negocio.
Por ejemplo, el 70 % de los consultados indicó que en el sistema educativo no se promueve el emprendimiento, mientras que el 40 % dice que los gobiernos tampoco lo realizan. A pesar de que el 98 % de los consultados se considera una persona emprendedora y al 75 % le gustaría emprender para ser su propio jefe, prevaleció la percepción de no existir suficientes facilidades para emprender, lo que da oportunidad a los actores competentes para atender distintas mejoras.
El estudio mostró que solo se proyecta un 29 % de facilidades de acceso al financiamiento para emprendimientos nacientes.
Los resultados de este monitoreo, no solo son relevantes al mostrar la aún tarea pendiente en nuestros sistemas educativos para fomentar una cultura emprendedora que potencie valores y actitudes que permitan promover nuevas iniciativas empresariales y organizaciones con mayor potencial de adaptación y de crecimiento, sino que reafirma los grandes vacíos y distorsiones que estructuralmente tenemos en los países para facilitar los procesos de formalización y operación de los emprendimientos nacientes, revelando la preocupación por los tiempos que demoran las personas emprendedoras en formalizar su empresa, los trámites y costos que más lo limitan, así como los posibles beneficios que ellos perciben cuando logran concluir sus procesos de formalización.
Este año pasado también nos ha demostrado que nuestra gente está emprendiendo… y que tenemos un tremendo potencial si seguimos mejorando en ese sentido. Yéndonos unos años atrás para revisar las estadísticas, según el estudio del GEM de 2018, somos los más atrevidos y decididos de todos los países del GEM.
El emprendedor dominicano se caracteriza por percibirse con elevadas competencias emprendedoras (75 %, comparado con el 50 % del promedio de los demás países participantes del estudio), como también, presentar el menor miedo a emprender (12.5 %) frente a las demás economías (36 % en promedio), permitiendo que se generen elevadas intenciones emprendedoras en la República Dominicana (53 %), por encima del promedio de los otros países (24 %); igualmente, originando una actividad emprendedora que supera a los demás países GEM (18.2 %, frente a 12.6 %).
Otro dato interesante para tener en cuenta es que, en esa misma medición del GEM 2018, los emprendedores dominicanos se ubican en los de menor temor al fracaso como un obstáculo para poner en marcha un negocio, y situados en tercer lugar, como los de mejores conocimientos, habilidades y experiencia para iniciar un nuevo negocio. No obstante, los emprendedores dominicanos se ubican en la posición 25 en percibir oportunidades en su territorio, comparados con los otros 49 países participantes.
Esto nos indica que hay que seguir trabajando el sentido de la oportunidad del emprendedor y generando condiciones que continúen propiciando la creación de nuevas empresas y la consolidación de las existentes.
La actividad emprendedora que hemos palpado en el país, y los resultados de la investigación mencionada, debería tomarse como una invitación a seguir trabajando juntos, gobierno y sector privado, por el desarrollo del ecosistema emprendedor dominicano; no solo para no perder lo logrado, sino a potenciarlo:
- Necesitamos incrementar el nivel de escolaridad, alineando los programas educativos con contenidos de emprendimiento e innovación en todos los niveles y sistemas. El sistema educativo tiene un rol importante en la formación de capacidades y habilidades entre sus estudiantes, tanto aquellas que tienen que ver con el emprendimiento como las más generales asociadas a la alfabetización digital. Esto incide en el desarrollo de competencias, por ejemplo, para evaluar el potencial y el riesgo asociados a un proyecto.
- Generar nuevos y cada vez más adecuados productos financieros para nuestros emprendedores. El nivel de ingreso de las familias resulta un elemento clave y que posibilita tanto el acceso a educación como a la generación de ahorros personales, que, a su vez, son la principal fuente de financiamiento en la creación de empresas. En sentido general los ingresos de las familias en nuestro país son bajos y está comprometido con cubrir las necesidades básicas, dificultando los aportes en las etapas iniciales del emprendimiento. Es fundamental que los emprendedores accedan a una oferta apropiada de financiamiento tanto para crear como para hacer crecer sus emprendimientos.
- Facilitar la apertura del mercado interno, multiplicando los centros de asistencia y de asesoría a las empresas en etapa temprana (como los Centros Mipymes). Hay que fomentar los programas de mentorías, promover la capacitación y multiplicar los programas de incubación y aceleración de empresas.
- Fomentar la competitividad, estableciendo enlaces entre las nuevas empresas y las multinacionales y grandes compañías, haciendo de la innovación una realidad. Igualmente, el propiciar el encadenamiento con medianas y grandes empresas existentes puede generar oportunidades de negocios de alto potencial que den origen al nacimiento de emprendimientos que las lleven a cabo y es un camino para que las mipymes se conviertan de exportadoras indirectas a empresas exportadoras.
- Mantenerse continuamente revisando el conjunto de leyes, normas y regulaciones que afectan la actividad emprendedora, como el sistema tributario, permisología sanitaria y demás normas que afectan la operación de las empresas nacientes. Cuando florece el emprendimiento y la innovación, surgen una cantidad de nuevos tipos de negocios, nuevas actividades, nuevos servicios, que no están contemplados por las normativas vigentes y que, en muchísimas ocasiones, estos desfases son los culpables de castrar los nuevos negocios.
- Simplificar la burocracia del gobierno. Los procedimientos de formalización, de solicitudes de servicios, de reportes tributarios, etc., deben ser sumamente sencillos y fáciles de realizar para que el emprendedor no ocupe una gran porción de su tiempo en esas labores en lugar de dedicarlas a su negocio.
Este año 2022, y los años que le siguen, traen oportunidades de todo tipo para los emprendedores… y los dominicanos debemos sacarle provecho decididamente.
En el estudio de los escenarios futuros de los ecosistemas en la pospandemia (Kantis, Fernández y Menéndez, 2021) se menciona que seis de 10 expertos han dicho que la aceleración del cambio tecnológico abrirá nuevas oportunidades para las startups y empresas jóvenes.
La transformación digital y las empresas digitales seguirán siendo una excelente oportunidad para transformar la estructura productiva de la región. En esta área los dominicanos tenemos un talento humano con gran potencial y dos grandes retos: la cualificación de la mano de obra apropiada que tenga los conocimientos y las habilidades necesarias, y hay que propiciar la integración de las mujeres al sector TIC.
Las oportunidades derivadas de las estrategias de innovación abierta de las grandes empresas serán otra importante oportunidad, avalado por la opinión del 70 % de los expertos. Hay que continuar propiciando acercar los emprendimientos a las grandes empresas. Entre 2018 y 2020, el número de grandes empresas colaborando con startups creció dos veces y media, y la perspectiva es que esa tendencia se agrande.
Emprendimientos que presentan soluciones a empresas más grandes, producto de su pequeño tamaño, flexibilidad y agilidad…, y que le permiten de esta manera adoptar tecnología más rápido (comprándosela) que si fuese generada por la propia gran empresa.
Los emprendimientos de industrias creativas, negocios sustentables, y emprendimientos femeninos. La música, el arte, la gastronomía, la moda, el turismo…, la economía creativa toda tiene un tremendo potencial en el futuro próximo… y la cantidad de sinergias que se pueden crear entre estos sectores es tremenda.
Debemos tener en cuenta que ser emprendedor no es solamente poder tener su propia empresa y ser su propio jefe. Ser emprendedor es una actitud de vida: tener nuevas ideas y ponerlas en práctica. No tener miedo a pensar diferente. Respetar el fracaso, pero no tenerle miedo. Trabajar en redes para multiplicar conocimientos.
Hay que ser emprendedor tanto en su propia empresa como siendo empleado. Los funcionarios y empleados públicos tienen que ser emprendedores. Los médicos, artistas, periodistas… todos tenemos que educarnos, atrevernos a soñar y perseguir los sueños haciéndolos realidad.
Los emprendedores dominicanos tenemos una característica que nos ayuda a ser exitosos… y es que, por las debilidades e inconvenientes que enfrentamos diariamente, sabemos “joseárnosla” para conseguir lo que queremos… cuando queremos.
En este 2022, y en lo adelante, tenemos que querer llenar el país de emprendedores e innovadores… en todos los espacios: en la empresa privada y en el gobierno. En la escuela y los hospitales. En las ciudades, en los campos y en la playa. Así construiremos el país que queremos.
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