Si 20 años no son nada, la décima parte, dos, parecen ser demasiado. Las protestas en varias naciones democráticas contra la vacunación obligatoria revelan un hastío generalizado respecto del combate contra el virus de la pandemia. Decimos que en naciones democráticas porque eso no sucede en las que no lo son. En las dirigidas por gobiernos autocráticos, la población se somete sin protestar a las regulaciones que sean establecidas, al no estar en condiciones de oponerse a ellas con posibilidades de éxito.
La capital canadiense fue virtualmente paralizada por las manifestaciones de conductores de camiones molestos por los requisitos de vacunación. Como fundamento formal de su resistencia estuvo la preservación de los derechos individuales, y su defensa contra la injerencia estatal en la vida privada. Y sus expresiones públicas de rechazo a las medidas estuvieron amparadas en la libertad de expresión, reunión y asociación. En el trasfondo, sin embargo, jugó un importante papel una creciente desconfianza respecto de la efectividad de las disposiciones gubernamentales para controlar los contagios.
Luego de padecer la incidencia de varias variantes del virus, y después de constatar que las personas pueden contraer la enfermedad no sólo una vez, sino dos o más veces, una sensación de frustración se ha estado apoderando del ánimo de amplios sectores de la población en los países más afectados. Se preguntan si realmente han valido la pena los cierres de actividades, el distanciamiento social, las mascarillas, las vacunas, los afanes de limpieza, las cuarentenas y demás procedimientos aplicados por las autoridades.
La respuesta de los especialistas es decididamente afirmativa. Las medidas permitieron ganar tiempo hasta la aparición de vacunas efectivas, se sabe mucho más del virus que lo que se conocía al inicio de la pandemia, las mutaciones del virus fueron inevitables, la versión ahora predominante provoca síntomas más leves, pocos vacunados fallecen, se acerca el punto de la inmunidad grupal, los tratamientos han sido revisados y actualizados, y los hospitales cuentan con más y mejores equipos.
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