Encarar la crisis económica postpandemica agravada por la invasión rusa a Ucrania requiere enfocar el presente y la contingencia de prolongación que se avizora.
Así lo considera el economista y exgobernador del Banco Central, Guillermo Caram, en un documento en el que explica que para ello se necesita aumentar la capacidad de maniobra del gobierno mediante la inculcación de una cultura de ahorro: de exhortación al ahorro privado, avalándola y precediéndola, imprescindiblemente, por una conducta de ahorro público.
“De no prepararnos adecuadamente, quedaríamos expuestos a constreñimientos y privaciones inimaginables”, indica el profesional.
Entiende que la capacidad de maniobra del gobierno ha venido disminuyendo durante los últimos años originada por excesivos gastos corrientes por encima de las recaudaciones.
Dijo que esto ha obligado al gobierno a recurrir a endeudamientos que han ido reduciendo la capacidad de endeudamiento y dependencia, condicionando políticas y programas en función de los proveedores de recursos.
“En lo que va del año se sigue el mismo camino potencialmente agravado con los excesivos subsidios que se siguen prometiendo”, precisa.
Al 4 de marzo, durante 62 días del año, el gasto corriente diario viene incrementándose un 2.5 % por encima del nivel presupuestado, de por sí alto.
Agrega que los gastos superaban en RD$8 mil millones las recaudaciones. Sumadas las amortizaciones de la deuda, el faltante presupuestario se elevaría a RD$30 mil millones durante esos 62 días.
Señala que al gobierno le estaría faltando, en consecuencia, y al ponderar los nuevos subsidios anunciados, unos RD$500 millones diarios para no tener que endeudarse más de lo que está o está programado en el presupuesto. “De esta manera se eliminan las tentaciones de recurrir a emisiones monetarias conducentes a devaluaciones que acrecentarían la inflación”, dice.
Para ello y para no frenar el nivel de inversión pública, nuevamente lento a inicios del año presupuestario con vocación de desbordarse a los finales, considera que el gobierno tendría que:
1. Reducir los gastos corrientes en un 20 %, porcentaje obtenido al dividir el faltante presupuestal, hasta ahora observado, entre la totalidad del gasto corriente incurrido; con lo que estaría emitiendo una señal contundente de conducta de ahorro público.
Este ahorro público revestiría al gobierno de autoridad moral para solicitar de la ciudadanía someterse a comportamientos conducentes al ahorro privado, principalmente en el consumo de combustibles y energía.
Agrega que, para implantar estos esfuerzos de ahorro privado, resulta imprescindible una actuación contundente del gobierno para:
2. Adoptar disposiciones racionalmente pensadas y enérgicamente implementadas sobre el tráfico, para evitar taponamientos despilfarradores de combustibles
3. Adoptar disposiciones que tiendan a disminuir la necesidad de circulación: mantener teletrabajos, reducción de semana laboral, reglamentar salidas del transporte privado a las calles y flexibilizar horarios y días de trabajo en empresas y escuelas.
4. Programar suministro de energía sometiendo los apagones a horarios predeterminados.
Paralelamente -prosigue- se necesitarán efectuar ajustes fiscales para eliminar la incidencia de impuestos que acentúen el proceso inflacionario, particularmente:
5. Congelando impuestos a los combustibles y márgenes de ganancia a distribuidores y transportistas al nivel de los valores absolutos establecidos en la última resolución.
6. Diseñando mecanismos de captación tributaria de una proporción de las ganancias súbitas y excesivas provocadas por la situación económica predominante, como el incremento de precios de minerales, oro y níquel.
Al mismo tiempo -continúa- se impone mejorar la calidad del gasto, especialmente de capital, nuevamente disminuido en los primeros meses del año para no tener que acelerarlo peligrosamente a los finales, mediante:
7. Reorientación progresiva de subsidios al consumo, dirigiéndolo hacia la producción, estimulando emprendimientos individuales, talleres autogestionables y financiando incremento de tasa de interés a productores, entre otros.
8. Aumentar inversiones en caminos vecinales, canales de riego, infraestructura de comercialización y desarrollo rural.
9. Emprender siembras directas de cultivos de ciclo corto y consumo masivos para paliar inflación.
10. Restablecer compras de productos a productores a precios rentables para venderlos a precios justos.
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