La inversión extranjera directa (IED) aumentó un 55.2 % en 2022 en los países de Latinoamérica y el Caribe y alcanzó con ello su máximo valor histórico, según un informe publicado este lunes por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo que insta, además, a los Estados a mejorar el diseño de sus políticas para dedicar parte de esa contribución a la transición energética y a un desarrollo productivo sostenible de toda la región.
De acuerdo con el informe, el conjunto de países latinoamericanos y caribeños ingresaron 224,579 millones de dólares de IED, máximo valor desde que se lleva registro debido "al crecimiento de todos los componentes de la inversión, especialmente la reinversión de utilidades y el alza en el sector de servicios".
Desde 2013 las entradas de IED en los países latinoamericanos y caribeños no superaban los 200,000 millones de dólares, recuerda el estudio.
"Esta dinámica es congruente con la recuperación postpandemia y no es claro si se mantendrá en niveles similares en 2023", advierte, no obstante, este informe anual, en el que también se registró un aumento en el peso de estos flujos en el PIB regional, llegando a representar el 4.0 %", precisa.
“El reto de atraer y retener inversión extranjera directa que contribuya efectivamente al desarrollo productivo sostenible e inclusivo de la región sigue más vigente que nunca", afirmó el Secretario Ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, quien presentó las principales conclusiones del estudio en conferencia de prensa en Santiago de Chile.
"Hay nuevas oportunidades en una era de reconfiguración de cadenas globales de valor y de relocalización geográfica de la producción ante una globalización cambiante”, subrayó antes de enfatizar que el desafío es "maximizar la contribución de la IED al desarrollo" con "políticas de agregación de valor y ascenso en las cadenas de valor, de desarrollo de recursos humanos, de infraestructura y logística y de construcción de capacidades locales”, indicó.
Brasil, líder
De acuerdo con el informe, casi todos los países de América Latina y el Caribe recibieron más inversión extranjera directa en 2022, con Brasil, que recibió un 41 % del total regional y que figura como quinto destino de la IED mundial, a la cabeza seguido de México (17 %), Chile (9 %), Colombia (8 %), Argentina (7 %) y Perú (5 %).
Costa Rica, por su parte, fue el principal receptor de inversión extranjera directa en Centroamérica, mientras que en Guatemala estos flujos registraron una caída significativa debido a un valor extraordinario en 2021, pero volvieron a su promedio histórico.
"La variación de las entradas de IED también fue positiva en el Caribe, impulsada principalmente por mayores inversiones en República Dominicana, que fue el segundo país receptor después de Guyana", señaló.
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EEUU y la UE, principales inversionistas
A nivel regional, un 54 % de la inversión extranjera directa ingresó al sector de servicios, aunque repuntaron tanto el sector de manufacturas como el de recursos naturales.
En cuanto a los inversionistas, EE.UU. (38 % del total) y la Unión Europea (17 %, excluyendo a Países Bajos y Luxemburgo) lideraron la inversión. En la misma línea, la IED proveniente de países de la misma región de América Latina y el Caribe tuvo un salto importante al pasar de 9 % a 14 % del total.
En 2022, el monto invertido en el extranjero por empresas transnacionales latinoamericanas, conocidas como translatinas, alcanzó niveles históricos: 74,677 millones de dólares, siendo la cifra más alta registrada desde que se comenzó a compilar esta serie en los años noventa.
Por otro lado, el monto de anuncios de proyectos de IED en América Latina y el Caribe creció un 93 % en 2022, totalizando cerca de 100,000 millones de dólares.
Por primera vez desde 2010, el sector de hidrocarburos (carbón, petróleo y gas) lideró los anuncios, con 24 % del total, seguido por el sector automotriz (13 %) y las energías renovables (11 %).
Transición energética
El estudio de la Cepal identifica, además, la transición energética como uno de los sectores que pueden impulsar el crecimiento económico y recomienda por ello a los Estados que lo prioricen en sus agendas económicas y lo conviertan en en gran motor de la transformación productiva de la región.
"La IED puede desempeñar un papel fundamental a la hora de acelerar la transición energética, facilitar la transferencia tecnológica y posibilitar las tecnologías emergentes. Los gobiernos deben liderar la coordinación de estrategias para el éxito de la transición energética en la región", subraya la Comisión.
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"Una de sus funciones centrales consiste en desarrollar políticas a largo plazo que promuevan las inversiones en fuentes de energía renovables para que la transición sea rápida y segura, y no deje atrás a la región, en un contexto en que la energía procedente de fuentes limpias es un factor competitivo”, dice el estudio.
"No obstante, la Cepal también advierte que en este proceso se debe considerar la importancia que todavía tiene el sector de energías no renovables para algunos países de la región, especialmente en materia de generación de ingresos para atender demandas sociales, de desarrollo productivo y de seguridad energética", concluye.
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