El 35 % de las empresas de la región de América Latina y el Caribe no tiene mano de obra calificada para los procesos industriales, lo que se suma al déficit en la inversión en infraestructura como desafíos que se deben superar en la región para encarar las sigilosas consecuencias del conflicto Bélico entre Rusia y Ucrania y las variaciones en los flujos comerciales de materia prima.
La información la adelantó hoy William Maloney, economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial (BM), quien detalló que los empleos se han recuperado a los niveles prepandemia. Sin embargo, el cambio de tendencia del comercio internacional eleva la necesidad de que las empresas se ubiquen más cerca de su destino de comercio: nearshoring.
El mayor impacto del déficit en materia de talento humano especializado se traduce en el desafío de incrementar la productividad: “Hay empresas que no se pueden expandir por falta de mano de obra”, agregó.
Nearshoring y sostenibilidad
Maloney presentó hoy, en una conferencia de presa, el más reciente informe del Banco Mundial: “El potencial de la integración: oportunidades en una economía global cambiante”, destacando que la estrategia de ubicación geográfica para confección y elaboración de productos y servicios impulsará el crecimiento económico de la región.
En ese sentido, explicó que los análisis mundiales enfocan la sostenibilidad como la nueva alternativa de negocio, razón por la que los procesos de innovación se deben encaminar hacia la “industria verde” y el desarrollo de proyectos de impacto en las comunidades.
“La región sigue siendo una de las menos integradas, mientras que la apertura comercial y la inversión internacional directa se han estancado o han disminuido en la mayoría de los casos durante los últimos 20 años; los países deben encontrar formas de ganar atractivo y aprovechar la tendencia hacia la relocalización de empresas”, dijo.
El representante del Banco Mundial respondió algunas preguntas de la prensa en torno a las oportunidades que tiene la región para ampliar su comercio y fortalecer su resiliencia de cara a nuevos impactos internacionales.
Las empresas deben “aprovechar la extraordinaria ventaja comparativa de la región en la producción de energía sostenible, los productos básicos necesarios para las industrias verdes emergentes y su capital natural único ofrece una nueva fuente potencial de crecimiento, pero esto requerirá políticas para facilitar el acceso a los mercados globales, capital y tecnología”, respondió el experto.
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