El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó la consulta del Artículo IV con la República Dominicana y entre sus consideraciones indica que las perspectivas apuntan a una recuperación continua de la economía local, "aunque los acontecimientos mundiales plantean riesgos".
Señala que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) convergería a su potencial y la inflación regresaría al rango meta para el próximo año a medida que se reduzca el impacto de los choques globales, en un contexto de estabilidad financiera y una sólida posición externa.
La entidad proyecta una inflación de precios al consumidor (final del período) al 2023 de 4.5 %; para este 2022 de 8 %.
Considera que "las políticas económicas tomadas por el país (prudencia fiscal, medidas temporales de mitigación de los precios de las materias primas y endurecimiento de la política monetaria) "siguen siendo adecuadas".
Inflación en mayo fue la menor mensual desde octubre de 2021
"La racionalización del gasto y los esfuerzos de la administración tributaria ayudarán a mantener una consolidación fiscal gradual, poniendo la deuda pública en una trayectoria descendente más fuerte que la proyectada anteriormente y protegiendo la inversión y el gasto social", indica en una publicación divulgada hoy en la página web del organismo.
Agrega que el uso de medidas fiscales temporales para contener el impacto de los shocks de los precios de las materias primas en los precios internos de los combustibles y los alimentos "es apropiado", así como "continuar con las reformas del sector eléctrico y mejorar la focalización de los subsidios y la asistencia social".
Además, que "la normalización continua de la política monetaria y prudencial está justificada para mantener ancladas las expectativas de inflación y moderar la asunción de riesgos financieros, respectivamente".
A continuación se reproduce el texto publicado por el FMI sobre la conclusión de la consulta del Artículo IV:
El Directorio Ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) concluyó la consulta del Artículo IV con la República Dominicana y consideró y aprobó la evaluación del personal sin una reunión.
La República Dominicana continuó mostrando una notable resiliencia ante los shocks globales, respaldada por políticas sólidas, el apoyo de la política monetaria, una ágil campaña de vacunación contra el COVID y una reapertura bien afinada que permitió a la economía aprovechar al máximo el repunte global del año pasado. Esta resiliencia y las fuertes señales de sostenibilidad de las políticas están colocando a la economía dominicana en una buena posición para enfrentar los desafíos globales emergentes en el futuro.
La economía se recuperó con fuerza de la pandemia, a pesar de factores globales que crearon desafíos en términos de inflación. El PIB real aumentó un 12.3 % en 2021, en medio de un amplio crecimiento sectorial, incluida una notable recuperación del turismo, con llegadas que superaron los niveles de 2019 desde el otoño pasado. A fines de 2021, la producción superó en un 5 % los niveles previos a la pandemia, en consonancia con un fuerte crecimiento del empleo. La convergencia de la inflación está tardando más de lo previsto: la inflación general supera el rango objetivo debido principalmente a la alta inflación en los Estados Unidos, los precios mundiales más altos de la energía y los alimentos y las interrupciones en la cadena de suministro. La posición externa fue sólida, con la cuenta corriente financiada por IED y una importante acumulación de reservas.
Las perspectivas apuntan a una recuperación continua, aunque los acontecimientos mundiales plantean riesgos. El crecimiento del PIB convergería a su potencial y la inflación regresaría al rango meta para el próximo año a medida que se reduzca el impacto de los choques globales, en un contexto de estabilidad financiera y una sólida posición externa.
En cuanto a los riesgos, la guerra en Ucrania puede tener un efecto mayor al esperado en el crecimiento y la inflación global. La pandemia, aunque bien contenida en la República Dominicana, puede degradar el crecimiento en otras regiones. Y el endurecimiento de la política monetaria en los Estados Unidos puede tener un impacto mayor al esperado en los flujos de capital. Las autoridades han respondido con medidas temporales manteniendo la disciplina presupuestaria a través del control de gastos y ejecutando una gestión proactiva de la deuda que redujo los riesgos financieros. El Banco Central ha iniciado una normalización de la política monetaria; absorbiendo liquidez y aumentando la tasa de política monetaria.
Evaluación de la Junta Ejecutiva
Al concluir la Consulta del Artículo IV de 2022 con la República Dominicana, los directores ejecutivos respaldaron la evaluación del personal de la siguiente manera:
Como en el pasado, la economía de la República Dominicana mostró una notable resistencia. Políticas sólidas que respaldaron la estabilidad y mantuvieron un buen acceso al mercado, una campaña de salud efectiva y una reapertura bien coordinada, incluso al turismo, permitieron a la República Dominicana aprovechar al máximo la recuperación global y limitar las cicatrices y el aumento de la pobreza. La recuperación sólida y de base amplia, con el PIB a fines de 2021 aproximadamente un 5 por ciento por encima de los niveles previos a la pandemia, permitió una consolidación fiscal anticipada y la normalización de la política monetaria para abordar las presiones inflacionarias.
El fuerte impulso de crecimiento y una respuesta política bien secuenciada continúan ayudando a la República Dominicana a enfrentar un entorno global desafiante. En medio de vientos de cola globales que amainan, el crecimiento debería converger a su tendencia a más largo plazo. Los choques de oferta han impulsado la inflación por encima de lo previsto anteriormente, pero las medidas fiscales están mitigando el impacto, mientras que la normalización de la política monetaria debería permitir la convergencia de la inflación a la meta en el horizonte de la política.
Los riesgos están asociados principalmente con la guerra en Ucrania y el endurecimiento de las condiciones financieras globales. Se espera que el principal impacto de la guerra se produzca a través del aumento de los precios de las materias primas (el comercio directo y los vínculos financieros son limitados), mientras que las condiciones financieras mundiales pueden tener un impacto mayor al esperado en los flujos de capital. La consolidación fiscal anticipada, la emisión oportuna de deuda y la gestión proactiva de la deuda ayudan a reducir las vulnerabilidades a través de menores necesidades de financiamiento a corto plazo. En general, esto proporciona algo de margen para hacer frente a los riesgos a la baja.
La posición externa está ampliamente en línea con los fundamentos y las políticas deseables. Las exportaciones y las remesas crecieron con fuerza, mientras que el aumento de la demanda interna y los precios de las materias primas aumentaron el déficit en cuenta corriente, que, no obstante, permaneció totalmente financiado por una resistente IED (Inversión Extranjera Directa). La posición externa se evalúa como sostenible, con un fuerte aumento de las reservas internacionales, lo que mejora la suficiencia de las reservas. El tipo de cambio real se apreció levemente en 2021 y se mantiene en general en línea con los fundamentos.
Las políticas económicas (prudencia fiscal, medidas temporales de mitigación de los precios de las materias primas y endurecimiento de la política monetaria) siguen siendo adecuadas. La racionalización del gasto y los esfuerzos de la administración tributaria ayudarán a mantener una consolidación fiscal gradual, poniendo la deuda pública en una trayectoria descendente más fuerte que la proyectada anteriormente y protegiendo la inversión y el gasto social. El uso de medidas fiscales temporales para contener el impacto de los shocks de los precios de las materias primas en los precios internos de los combustibles y los alimentos es apropiado, así como continuar con las reformas del sector eléctrico y mejorar la focalización de los subsidios y la asistencia social. La normalización continua de la política monetaria y prudencial está justificada para mantener ancladas las expectativas de inflación y moderar la asunción de riesgos financieros, respectivamente.
La salida de la respuesta regulatoria financiera a la pandemia ha sido adecuada y el sistema financiero demostró su resiliencia. La salida estuvo bien diseñada y sigue estando basada en un seguimiento intensivo y la transparencia en la evaluación de la calidad de los activos. En el futuro, el sistema se beneficiaría de la implementación de estándares internacionales más altos de supervisión y regulación, mejorando el conjunto de herramientas macroprudenciales y de gestión de crisis, y fortaleciendo el marco regulatorio para la supervisión financiera de las cooperativas de ahorro y crédito.
La implementación de reformas bien secuenciadas puede ayudar a fortalecer las políticas a mediano plazo. Las autoridades continúan tomando medidas para fortalecer los marcos de políticas, en particular mejorando la gestión y la transparencia de las finanzas públicas. Esto allanará el camino para la introducción de legislación de responsabilidad fiscal para anclar mejor las políticas a mediano plazo y garantizar aún más la sostenibilidad de la deuda. Junto con las reformas en curso en el sector de la electricidad, los marcos de políticas mejorados pueden generar consenso para futuras iniciativas de movilización de ingresos que creen espacio para la inversión necesaria en infraestructura y capital humano. Una hoja de ruta acordada para la recapitalización del Banco Central también puede ayudar a mejorar la independencia financiera e institucional.
Las reformas para fomentar el crecimiento inclusivo y mejores resultados sociales siguen siendo críticas. Esfuerzos continuos para mejorar la gobernabilidad, asegurar un suministro de energía estable, competitivo y sostenible, construir resiliencia al cambio climático y abordar otros cuellos de botella en la productividad, por ejemplo, modernizar el Código Laboral, aumentar los años y la calidad de la educación y reducir las brechas de habilidades en los mercados laborales, junto con con una mayor eficacia de los programas sociales siguen siendo fundamentales para un crecimiento sostenible y más equitativo. Los esfuerzos adicionales para abordar los problemas sociales, como la reducción de la desigualdad regional y de género, también ayudarían a que el crecimiento sea más inclusivo.
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