Por la naturaleza de su actividad, la agricultura es el sector productivo que más depende del uso del agua, disponiendo el 80 % de ella en la República Dominicana. Sin embargo, la falta de una infraestructura de riego y la mala gestión del recurso hace que se desperdicie hasta el 70 % de ella, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
“Hay una ineficiencia enorme que hace que el 70 % se desperdicie, por el mal uso. Y eso baja la productividad del suelo, baja la fertilidad y saliniza el agua”, alertó el representante de la FAO para la República Dominicana, Rodrigo Castañeda.
Indicó que esto es una muestra del nivel de estrés hídrico que afecta al país, lo que requiere de mecanismos y sistemas de riesgo eficientes que ayuden a preservar ese recurso y revertir problemas como la erosión de las tierras y el drenaje deficiente. Actualmente, solo el 25 % de la superficie cultivada en el país cuenta con algún tipo de sistema de riego.
Por región hidrográfica, el Yaque del Norte y el Yaque del Sur son los más afectados por la presión hídrica existente de todo el país, con un 87 % y un 61 %, respectivamente.
Durante su participación en el XXVI Encuentro Nacional de Líderes del Sector Agropecuario, organizado por la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), Castañeda señaló que el 25 % de las cuencas hidrográficas está en riesgo de degradación, al igual que el 70 % de las tierras en el país que, además, son secas.
La solución concreta (...) no depende solo de la política pública, o de los bancos, sino también de los agricultores que tienen que actualizarse, de modernizarse”, puntualizó.
Explicó que esto es esencialmente importante de cara al futuro, ya que para el 2050 se deberá
Una de las mayores amenazas
Para el representante del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la República Dominicana, Guilles Damaris, la erosión del capital natural conformado por el agua y los suelos es una de las mayores amenazas que tiene la agricultura en el país.
A esto se suma la vulnerabilidad del cambio climático, que está cambiando las condiciones agroecológicas, y también impacta en que los suelos tengan una menor calidad para la producción, junto con una mayor propagación de plagas y enfermedades que también son consecuencia de la inestabilidad del clima.
Tanto Damaris como Castañeda participaron de un panel junto a otros homólogos, en el que abordaron el tema del agua como uno de los desafíos potenciales para aumentar la producción de alimentos en el país.
La FAO estima que, para el 2050, la demanda de alimentos será un 60 % mayor por el aumento de la población mundial. “Esto significa 60 % más de agua y de tierras”, subrayó Castañeda, quien instó a fortalecer las políticas orientadas a la preservación y buen uso del recurso.
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