La escena evoca el ambiente de una corte de justicia en la que el juez está a punto de dictar sentencia. El acusado, sus abogados defensores y sus allegados aguardan con ansiedad el veredicto, pudiendo verse algunos familiares y amigos tomados de la mano para darse fuerza en ese crucial momento. Es probable que ya tengan una idea acerca de lo que el juez dirá, pero no lo saben con total certeza. Y aparte de la propia sentencia, los comentarios y razonamientos que el juez exponga serán importantes también.
Muy alejado de los procedimientos judiciales, otra escena muestra cierto parecido con la descrita anteriormente. Los bancos de los EE.UU. aguardan con ansiedad las decisiones que la Fed, el banco central de ese país, periódicamente adopta respecto de su política de tasas de interés. No se toman de la mano ni escuchan en persona el veredicto, pero están conscientes de que lo que la Fed disponga puede representar para ellos mucho dinero, en términos del valor de sus inversiones financieras. Pérdidas, si la decisión es de que las tasas suban.
Igual que en el caso del juez y su sentencia, los bancos tienen una idea bastante aproximada de lo que la Fed anunciará, y ya los mercados de acciones habrán ajustado sus precios tomando en cuenta esa posible decisión. Pero además de que la certeza no es absoluta, los puntos de vista y las consideraciones que la Fed presente serán vitales para intuir cuál será su actitud en los próximos meses. De ahí que sea usual que al acercarse el anuncio los mercados exhiban una mayor volatilidad, en espera de las declaraciones.
Ya que la Fed aumenta las tasas de interés para combatir la inflación, algo aparentemente paradójico está sucediendo. En los días previos al anuncio de la decisión, las noticias que sugieren que la economía está declinando son recibidas con júbilo por los mercados, siendo vistas como causas para que la Fed concluya que no es necesario hacer un aumento, o que el incremento puede ser menor que el que había sido anticipado.
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