“La pandemia ha ocasionado una crisis monumental en toda la región de América Latina y el Caribe”. Esa podría ser la introducción a esta entrevista. Y sin embargo, el vicepresidente del Banco Mundial para AL y el Caribe no parece pesimista.
Según nuestros números, es la peor crisis desde que llevamos números hace más de un siglo y que ha repercutido a todos los niveles, no sólo el sanitario, sino en la economía, la sociedad y la política. Nos ha preocupado mucho el desempleo, el aumento desproporcionado de la pobreza. Estas crisis afectan a los estratos más marginados, a las familias más pobres, a las mujeres, a las minorías étnicas y ha sido un periodo realmente muy duro. Afortunadamente una de las virtudes de nuestra región es que se desarrollaron, en la gran mayoría de los países, programas de transferencias sociales focalizadas.
—Puede parecer que fomentan el clientelismo, sin embargo.
Mire, empezaron hace más de 20 años en México y después pasaron a Brasil. El Banco Mundial ha sido un gran impulsor de estos programas, y los hemos apoyado en todos los países, incluyendo República Dominicana. Estas transferencias fueron fundamentales para evitar que la crisis fuera peor. La pobreza habría aumentado mucho más en República Dominicana, habría sido seis puntos mayor, si no hubiese sido por esas transferencias. Muchos países en desarrollo, incluyendo países asiáticos, han contactado con nosotros porque quieren aprender cómo se hacen, ya que la pandemia les está dando más fuerte ahora en esta segunda fase.
—Una vez se habló de “la década perdida” de América Latina. ¿La pandemia nos ha devuelto este escenario?
Creo que es dramático que esta pandemia llegó en el 2020, en un momento en que ya llevábamos por lo menos cinco o seis años creciendo en la región a unas tasas muy bajas, la mayoría de los países muy cercanos a cero. República Dominicana es una excepción, es uno de los dos o tres países que han logrado mantener un crecimiento económico de capital positivo y muy persistente por más de dos décadas. En República Dominicana se va a lograr remontar la actividad económica y el empleo este año totalmente según nuestros cálculos. Varios países, incluyendo muchos países del Caribe, no van a recuperar su ingreso per cápita hasta el 2023 o 2024.
—¿Invertir en infraestructura o en educación? ¿Qué es más rápido para salir de la pobreza?
Yo diría que esa no es una manera adecuada de ver el problema, porque la experiencia muestra que todos los países que han salido adelante tienen que invertir en educación para todos, educación de calidad, e invertir en infraestructuras, no se puede priorizar una sobre la otra. Son dos son temas absolutamente necesarios y en nuestra región hay países que están más avanzados que otros, pero creo que siempre hay que buscar un equilibrio.
Me preocupa más estructuralmente para toda la región de América Latina y el Caribe el tema de la educación. Históricamente, sobre todo en comparación con otras regiones como es el caso de Asia, estamos siempre muy atrasados. Ellos han priorizado la educación desde hace varias décadas, una educación universal y de mucha calidad, con mucha eficiencia a la hora de administrar las capacitaciones de maestros; con una muy buena administración, y evaluando a los maestros. América Latina todavía no ha podido dar este salto... Y me preocupa mucho porque esto reproduce la desigualdad.
—No se rompe el círculo de la pobreza
Los estratos altos se educan bien, pagan una educación privada de más calidad y la gente más vulnerable recibe una educación de mala calidad.
—Estos meses la noticia económica que más se analiza es el problema de la logística mundial. Los navieros no ven solución hasta el 2023.
Muy poca gente pronosticaba lo que está sucediendo. Había muchos deseos de que se produjera una recuperación importante después de semejante crisis del último año, pero nadie esperaba que la recuperación tuviera ciertas características que han llevado a estos problemas logísticos, incremento de los precios internacionales de todos los combustibles, incluyendo el petróleo, el gas, el carbón y los precios de la materia prima, incluyendo los minerales y algunos alimentos. Tenemos un problema en todo el mundo y en América Latina. Los combustibles más la alimentación tienen un impacto muy fuerte en la canasta familiar. Vemos con preocupación, pero hay que saber manejarlo, vamos a seguir muy atentos los próximos meses a ver cómo se resuelve eso.
—Muchas empresas piensan en el nearshoring, no depender tanto de China.
Se habla mucho de nearshoring, vemos algunos indicios de que está empezando a suceder pero no sabemos qué tan profundo sea. Creemos que América Latina está muy bien posicionada para recibir nuevas inversiones atraídas por las ventajas que ofrece la cercanía al mercado de los Estados Unidos, el tratado de libre comercio, alguna mano de obra disponible cualificada... pero es difícil predecir. La economía global sufre las tensiones entre China y Estados Unidos, aunque la economía global está funcionando en estos últimos meses bien. El nivel global de comercio se ha recuperado prácticamente por encima de los niveles anteriores a la pandemia. Ahora tenemos, con respecto a China, el gran problema de las inversiones para las empresas inmobiliarias. Pero ambos países, que son los grandes motores de la economía global, vienen funcionando bien. Quien está todavía rezagado es Europa...
—Venezuela, Cuba y Nicaragua, las tres economías socialistas de la región están en crisis serias. ¿Cómo repercuten en la región?
Las tres son diferentes y el impacto es diferente. La que seguimos con más atención por su tamaño, por su importancia, es la de Venezuela. Sobre todo por el enorme impacto de la migración de venezolanos a más de la mitad de los países de la región, empezando por Colombia, Perú, Ecuador, Chile, Argentina, Brasil, República Dominicana, las islas del Caribe, Panamá... nadie estaba preparado para albergar números de esa magnitud. Me ha complacido mucho ver la generosidad prácticamente de todos los países al abrir las puertas.
—Colombia ...
...Colombia les ha abierto las puertas, les ha dado por 10 años residencia, les da educación, les da salud, empleo, además les ayuda con vivienda. Esto ha sido una cosa maravillosa.
—Usted dijo recientemente que el continente ya no es una región de clase media.
Dije eso porque hace unos cuatro años habíamos celebrado que en nuestra clasificación habíamos encontrado a la mayoría de la población de la región, en lo que llamamos la clase media, en los estratos medios. Se había movido un porcentaje importante por encima de la línea de la pobreza y el porcentaje de los que estaban apenas por encima de la pobreza hacia la clase media. Con la crisis perdimos esa valía. Se desplazó mucha gente de la clase media a la clase apenas por encima de la pobreza. Otra población pasó por la línea de la pobreza, por eso me aterra empezar a pensar en una década perdida, porque tendremos que esperar seguramente dos, tres o cuatro años para regresar nuevamente a ser una región de clase media.
—La deuda externa de República Dominicana es un problema que preocupa. Unos defienden que tenemos aún capacidad de endeudamiento y otros creen que en dos años estaremos en el límite.
Hablando con los bancos internacionales y los inversionistas importantes, la República Dominicana está muy bien vista en el contexto de la región en el tema de manejo financiero público. Ha sido un tema para América Latina difícil, agravado por la pandemia, había países que venían muy mal, con unas cargas de deuda muy alta antes de la pandemia y la pandemia sólo la ha agravado.
Solo en el 2020 calculamos que para proveer a la región se aumentó la deuda un poco más de 10 puntos, lo que es mucho, muchísimo.
—¿En un año para toda la región?
En un año para toda la región. Creo que esta situación de República Dominicana es de las mejores de la región. No aumentó tanto, tienen buena capacidad de pago. No hay inversionistas preocupados por las inversiones realizadas en la República. Obviamente están monitoreando y viendo cómo se manejan los temas fiscales, pero yo te diría que en términos generales, la República Dominicana en comparación con el promedio de la región está bien parada.
—O sea, que nos vamos a endeudar más.
Depende de la voluntad del país, hay países que pasan del endeudamiento y otros que no. Nosotros en general tratamos de recomendar... porque ¿qué es un buen momento para endeudarse? Cuando tienes una economía que no está a tope y hay inversiones en las partes que hay que financiar, sobre todo en infraestructura. Este es un buen momento para endeudarse. En los momentos en que la economía le está dando a capacidad plena no es un momento para andar teniendo muchos gastos, porque va creciendo la inflación.
—¿La presión tributaria aguanta una subida?
El tema no es sólo de República Dominicana. Este tema del deterioro de la posición fiscal ocasiona este tipo de debates en toda la región. Las reformas fiscales son muy específicas para cada país. Aquí he escuchado que se ha estado debatiendo de manera muy vibrante, y eso está muy bien, porque estas reformas de este tipo son reformas muy importantes. He tenido la oportunidad de hablar con el Gobierno, con el presidente, con el ministro de hacienda, también con la sociedad civil, con empresarios privados, y veo que hay opiniones encontradas al respecto. Es vital que haya discusiones entre las sociedades y que se tiren todos los pros y los contras.
—¿Qué nos falta por entender para redistribuir y no solo crecer?
La República Dominicana ha tenido un desempeño envidiable, y en esta coyuntura de esta pandemia, una gran recuperación. Primero unas tasas de vacunación de las mejores de América Latina, es un puesto fantástico, ya por encima del 60% con las dos dosis. Una recuperación muy dinámica, de las dos o tres más rápidas y más intensas de toda la región tanto en empleo como en actividad económica. Eso es muy positivo y hay que destacarlo, pero el segundo mensaje es sobre la preocupación de cómo hacer que este crecimiento que ha tenido la República Dominicana les llegue a todos. Es una pregunta válida y es una afirmación fuerte, República Dominicana tiene unos sectores muy dinámicos, el sector turismo, el sector de la zonas francas, pero ¿cómo haces para que esos sectores creen más empleos indirectos?
Volviendo al principio de la entrevista, aquí yo creo que lo fundamental es la educación, porque mientras no tengas un nivel de capacitación aceptable te van a seguir ofreciendo salarios muy bajos, no vas a tener muchas oportunidades y vas a tener que montar tu propia microempresa en la esquina. En el momento en que tú tengas unas habilidades que el Estado te reconozca, con el que puedas ser parte de la economía del futuro, que hoy en día se requiere habilidades digitales, ese es el secreto el próximo reto.
Posiblemente para República Dominicana es invertir en reformas, yo vengo hablando de qué hay una oportunidad muy grande en esta recuperación, en esta pandemia para repensar el futuro, porque los países no deberían volver al mismo patrón de crecimiento,
—El país ha invertido 20,000 millones de dólares en los últimos años en Educación y ni los profesores aprueban los exámenes.
República Dominicana no es indiferente a lo que se ve en otros países, por eso te decía que en la región el tema de la educación todavía no se ha resuelto. A veces se piensa que se resuelve tirándole más dinero y esa no es la solución, la solución es tener reformas y saber cómo utilizar ese dinero para obtener los mejores resultados. En cuanto a la educación creo que nuestra región tiene que aprender mucho de lo que han hecho otras regiones, especialmente de lo que se ha hecho en algunos paíse de Asia.
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