La actividad industrial en China ralentizó su crecimiento durante el mes de diciembre, después de haber alcanzado el mes anterior su mayor ritmo desde noviembre de 2010, según el índice gerente de compras (PMI) del sector manufacturero divulgado hoy por el diario económico privado Caixin.
En diciembre, este indicador -que muchos inversores toman como referencia para el país asiático- se situó en los 53 puntos, 1.9 unidades por debajo del registro de noviembre.
En este índice, que elabora la compañía de información económica británica IHS Markit, un registro por encima del umbral de los 50 puntos supone un crecimiento de la actividad con respecto al mes anterior y por debajo, contracción.
La lectura de diciembre es 1.8 puntos inferior a la pronosticada por los analistas, de 54.8.
El pasado 31 de diciembre, la Oficina Nacional de Estadística (ONE) hizo público el PMI oficial, que también reflejó una ralentización del crecimiento, con 0.2 puntos menos que el mes anterior hasta quedar en 51.9 unidades, la tercera mejor marca de todo el año.
También en este caso, la lectura del PMI fue menor de la esperada por los analistas.
De todas formas, estos datos muestran una clara recuperación tras la caída en la actividad a principios de 2020, meses en los que China sufrió más los efectos de la pandemia de la covid-19.
“El impacto de la pandemia ha remitido”
El economista de Caixin Wang Zhe aseguró que el PMI publicado hoy muestra que “el impacto negativo de la epidemia en la economía nacional ha seguido remitiendo, y se espera que la recuperación económica en la era pospandémica continúe durante varios meses”.
Asimismo, Wang adelantó que, teniendo en cuenta el bajo nivel de los indicadores de la primera mitad del pasado año por los efectos de la pandemia, las cifras macroeconómicas de ese mismo periodo para 2021 serán potentes en términos interanuales.
No obstante, el experto alertó de la necesidad de centrarse en el rápido incremento del precio de las materias primas, que está llevando a unos mayores costes para las empresas y que, a su vez, redunda negativamente en la tasa de desempleo.
La segunda mayor economía mundial tiene, según las cifras oficiales, la covid-19 prácticamente bajo control en su territorio exceptuando algunos rebrotes puntuales ante los que reacciona con toda la artillería de la que dispone, destacando especialmente las pruebas masivas a millones de personas en tan solo unos días.
Esto le ha permitido recuperarse rápidamente del batacazo económico que sufrió a principios de año: aunque el PIB cayó un 6.8 % interanual en el primer trimestre, tras avanzar un 3,2 % y un 4.9 % en los dos cuartos siguientes, acumuló hasta septiembre un crecimiento del 0.7 %.
Así pues, es muy probable que China sea una de las pocas economías avanzadas que crezca con respecto a 2019, una expansión que los pronósticos sitúan cerca de un 2 %.
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