El proceso formal para aplicar de forma provisional el acuerdo para la relación futura entre la Unión Europea (UE) y el Reino Unido a partir del 1 de enero avanza sin sobresaltos y ha recibido este lunes el visto bueno de los embajadores en Bruselas de los Veintisiete.
Los jefes de las delegaciones diplomáticas comunitarias, que ya habían discutido el texto el día de Navidad, aprobaron este lunes “unánimemente la aplicación provisional del Acuerdo Comercial y de Cooperación entre la UE y el Reino Unido desde el 1 de enero de 2021”, anunció en Twitter el portavoz de la presidencia alemana de turno del Consejo de la UE, Sebastian Fischer.
A continuación, el negociador comunitario, Michel Barnier, y la presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula Von der Leyen, mantuvieron una reunión virtual explicativa con el presidente del Parlamento Europeo (PE), David Sassoli, y con los líderes de los grupos de la Eurocámara.
Las capitales y sus expertos destinados en Bruselas llevan analizando desde el fin de semana las 1.246 páginas del acuerdo (a las que se suman anexos y notas explicativas), que fue alcanzado en Nochebuena y deben dar su visto bueno por procedimiento escrito antes de las 15.00 horas de mañana (14.00 GMT).
Una vez se haya formalizado la adopción por escrito, se podrá proceder a la firma del acuerdo de Comercio y Cooperación entre la UE y el Reino Unido.
Aunque aún no hay fecha ni formato decidido, explicaron a Efe fuentes europeas, se espera que el acto tenga lugar el 30 de diciembre y que participen la presidenta Ursula von der Leyen, y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel; al día siguiente debería publicarse en el Diario Oficial de la Unión Europea.
Mientras tanto, para que el acuerdo sea efectivo, tendrá que ser aprobado por la Cámara de los Comunes en una votación de urgencia y telemática convocada para el próximo 30 de diciembre por el primer ministro británico, Boris Johnson.
Este debería ser un mero trámite para Boris Johnson que tiene la mayoría absoluta en la Cámara de los Comunes, y cuenta con el apoyo de su partido Conservador y, además, con el de la oposición laborista, aunque hay cierta incertidumbre respecto a si la facción más euroescéptica de los “tories” se sumará a los síes o si votará en contra.
Si todos esos procedimientos formales siguen su curso sin sobresaltos, el acuerdo se aplicará de forma provisional desde el 1 de enero hasta el 28 de febrero a espera de la ratificación formal.
El Parlamento Europeo también tendrá ahora que analizar el texto puesto que debe dar su visto bueno al acuerdo. Aunque no tiene posibilidad de hacer enmiendas, mantiene su capacidad de vetar la totalidad del pacto. Solo puede decir “sí” o “no”.
En un comunicado tras la reunión de hoy, los líderes de los grupos políticos subrayaron que aceptan que el acuerdo se aplique provisionalmente para “mitigar las perturbaciones para ciudadanos y empresas y evitar el caos de un escenario de no acuerdo”, pero insisten en que esto “no constituye un precedente” para futuros casos en los que tenga que dar su consentimiento.
La Eurocámara quiere ratificar el acuerdo en su pleno de la segunda semana de marzo, por lo que analizará con la Comisión y la presidencia del Consejo si es posible ampliar ligeramente el periodo de aplicación provisional.
Las comisiones responsables ahora “examinarán cuidadosamente” el texto y prepararán su decisión que será “debatida y adoptada en pleno a su debido tiempo y antes del final de la aplicación provisional”, indicaron en el comunicado.
Como último paso por parte de la UE, el Consejo debe tomar la decisión final sobre la entrada en vigor del acuerdo.
Otro trámite pendiente es la traducción del acuerdo a todos los idiomas comunitarios, que la Comisión espera estén disponibles en los próximos días.
“Estamos deseando ratificar formalmente el acuerdo y trabajar juntos en las prioridades compartidas, como el cambio climático”, dijo el primer ministro británico en Twitter tras hablar por teléfono con el presidente del Consejo Europeo, subrayando que el acuerdo es “un nuevo punto de partida en nuestra relación, entre iguales soberanos”.
La aplicación provisional del acuerdo evitará perturbaciones mayores a uno y otro lado del canal de la Mancha.
No obstante, y aunque no habrá cuotas ni aranceles en el comercio entre ambos bloques, la relación entre el Reino Unido y la Unión Europea se verá notablemente alterada: volverán las aduanas y los controles, se acabará la libertad de circulación, se acabará la participación británica en el programa Erasmus y se terminará la obligación de gratuidad del “roaming”, entre otros.
“El Reino Unido ha decidido abandonar la Unión Europea y el mercado único, renunciar a los derechos y las ventajas de un Estado miembro. Nuestro acuerdo no replica esos derechos y ventajas. Funda una nueva asociación, que queremos justa y equitativa”, dijo Barnier el pasado jueves al presentar el pacto entre Bruselas y Londres. EFE
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