El Banco de España ha avanzado que la economía española podría caer cerca del 20 % en el segundo trimestre, el mayor retroceso de la serie histórica después de la paralización de buena parte de la actividad en abril, que ha hundido la inversión empresarial, el consumo y el empleo medido en horas trabajadas.
En su informe económico trimestral publicado este jueves, la entidad dice que la caída del PIB español se ha intensificado notablemente en el segundo trimestre 'hasta situarse en una horquilla cuyo punto medio sería un descenso cercano al 20 % intertrimestral', como consecuencia directa de las medidas de contención de la pandemia de COVID-19.
El descenso del empleo medido en términos de las horas trabajadas habría sido aproximadamente del 20 %, en línea con el del PIB.
El Banco de España considera que es la forma más adecuada de medir la disminución del factor trabajo, teniendo en cuenta que la destrucción de empleo se ha contenido gracias a la utilización de los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE), que a cierre de mayo afectaban a casi 3 millones de trabajadores, el 21,3 % de los asalariados.
Las previsiones del Banco de España mantienen la horquilla ya avanzada el pasado 8 de junio que establecía un retroceso del 16 % para un escenario de recuperación temprana y del 21,8 % para uno de recuperación gradual.
En ambos escenarios el desplome se explica por la contribución negativa de la demanda nacional (consumo e inversión), que llegaría a 13,8 puntos en el primero y a 18,8 puntos en el segundo.
El gasto de los hogares se ha visto muy afectado por el confinamiento, que también ha llevado a mínimos históricos los indicadores de confianza, ha desplomado el crédito al consumo y ha hecho repuntar con fuerza la tasa de ahorro.
La inversión empresarial probablemente será el componente de demanda que más retroceda durante el segundo trimestre, tras el desplome de la producción industrial de bienes de equipo, las ventas de este tipo de bienes realizadas por las grandes empresas y las matriculaciones de vehículos de carga, entre otros.
Desde la entrada en vigor del estado de alarma (15 de marzo) hasta el inicio del proceso de desescalada (4 de mayo) el Banco de España estima que la actividad económica habría disminuido en torno a un 30 %, salvo durante la vigencia de la suspensión de actividades no esenciales (30 de marzo-9 de abril), en el que calcula que la reducción de la producción habría rondado el 50 %.
De esta forma, el deterioro más severo de la actividad y del gasto tuvo lugar en el mes de abril, en tanto que a partir de mayo los distintos indicadores muestran una 'suavización parcial y gradual' de las caídas.
No obstante, la entidad señala que la incertidumbre a futuro seguirá siendo elevada mientras no exista una vacuna o tratamiento y el único remedio efectivo sea el distanciamiento físico, lo que dificultará el retorno a una actividad económica completa en ramas como la hostelería o el ocio.
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