Más de un centenar de cerdos en etapa de cría, madres en destete y verracos murieron en menos de 15 días en la localidad de Gozuela, en Montecristi, en medio de una mortandad desatada por un desconocido tipo de neumonía, para la cual los afectados no han encontrado cura.
La situación en Gozuela se dispersó también a zonas como el distrito municipal Santa María y a La Pinta; además de Sabana Larga y Cañongo en la provincia Dajabón.
“Estos es catastrófico, todas esas pocilgas estaban llenas”, refiere Nelson Aquino, mientras señala toda una hilera de granjas, en donde estaban sus más de 100 ejemplares de cerdos, de los que solo le quedan dos vivos y están enfermos.
La enfermedad ataca al animal y no lo deja vivo, indica Aquino, quien detalló que los síntomas padecidos por los cerdos son los mismos: decaimiento, falta de apetito y fiebre; apunta que, cuando el animal pierde la fuerza, se echa al suelo y de ahí no se levanta más y muere.
“Antes, yo he tenido enfermedad en los cerdos, y me le ha dado neumonía y yo lo trataba con medicamentos y salvaba muchos, pero esos medicamentos no me le hicieron nada”, se lamentó Aquino, quien estima sus pérdidas en alrededor de 700,000 de pesos.
El técnico de la Dirección General de Ganadería del Ministerio Agricultura, Ausberto Miguel, ha peinado toda la Línea Noroeste, haciendo un levantamiento de lo ocurrido.
Dijo que hace dos años hubo un evento parecido, sin embargo, refiere que el tipo de neumonía que está atacando a estos animales, debe confirmarse vía estudios, para lo cual se tomaron muestras a más de 20 cerdos muertos.
“Los órganos estaban aparentemente normales, pero cuando fuimos a los pulmones, encontramos mucho pus en los conductos, es decir que se trata de una neumonía”, agregó.
“El esfuerzo que hace esta gente y que de repente se le mueran sus animales, para nosotros es también preocupante”, apuntó.
Solo en Gozuela, unas 58 familias crían cerdos, como modo o sustento de vida y de éstas, ninguna quedó libre de la afección en sus animales.
Pidieron a las autoridades agilizar el proceso de análisis de las muestras para que se pueda determinar el tipo de enfermedad y cómo tratarla, para que el mal no se siga expandiendo “porque si no, aquí no va a quedar ni uno vivo, presagia Evangelista Contreras, a quien se le murieron 22 cerdos.
La mujer asegura que en 14 días perdió todo lo que tenía.
“Yo estoy casi llorando, no hallo qué hacer”, se confiesa el joven empresario Rodolfo Pichardo, mientras conduce al equipo de Diario Libre por un escueto y húmedo trayecto hasta sus granjas en el distrito municipal Santa María, donde yacen enfermos sus más de 40 animales.
A pocos metros de distancia, separados uno de otro, se observaba a los que murieron este domingo. A simple vista, se le vio inertes a tres madres y seis crías.
Otra cerda, que anoche parió 10 marranos, yacía echada debajo de un arbusto. Se le veía sin fuerzas y Pichardo presume que no estará viva al amanecer del lunes.
La crianza de cerdos, en la mayoría de casos, una herencia que se adopta de generación en generación, constituye el modo de sustento de estas familias.
Explican que es una especie de seguro, que aliviana cualquier emergencia, al contar con un soporte para sostener la economía en tiempos de crisis.
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