La inversión extranjera directa en Latinoamérica cayó un 25 % interanual en los primeros seis meses de 2020, bajando de los 83,000 millones de dólares de ese periodo de 2019 a 62,000 millones, aunque el desplome fue menor que la media mundial, del 49 %, según mostró hoy un informe de Naciones Unidas.
El descenso del indicador en la región latinoamericana, causado como en otras latitudes por la incertidumbre generada por la pandemia de COVID-19, fue algo mayor a la media de las economías en desarrollo (-16 %), según el informe presentado por la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (Unctad).
Perú y Brasil, las más golpeadas. México y Chile capean la crisis
Brasil, uno de los países más afectados por la crisis sanitaria, sufrió un desplome de la inversión exterior del 48 % entre enero y junio, hasta sumar 18,000 millones de dólares.
Aún más intensa fue la caída del flujo inversor en Perú (del -72 %, para sumar 1,300 millones de dólares), país donde la suspensión de proyectos mineros influyó en esta bajada, mientras que en Argentina el descenso fue del 40 % y en Colombia del 34 %
En medio de estos fuertes descensos, llamó aún la atención el caso de Chile, donde las inversiones en industria y comercio, sumadas a la venta de parte del accionariado de la compañía aérea Latam a la estadounidense Delta Airlines, contribuyeron a que el flujo inversor creciera un 67 % hasta los 9,500 millones de dólares.
México fue otra de las economías donde la inversión subió, un 5 % interanual, hasta totalizar 18,000 millones de dólares, más de la mitad de ellos en forma de ganancias por reinversiones.
Pese a las excepciones positivas, los confinamientos en muchos países de la región, como en otras zonas del planeta, frenaron muchos proyectos de inversión, y las perspectivas de una profunda crisis económica poscovid detuvieron nuevas inyecciones de capital, según analizó el informe.
Inversión mundial reducida a la mitad
En cifras absolutas, la inversión extranjera directa de enero a junio ascendió globalmente a 399,000 millones de dólares, casi la mitad de los 777,000 millones de dólares del mismo periodo de 2019.
Las economías más afectadas por esta tendencia fueron las de los países desarrollados, donde la inversión se hundió un 75 por ciento interanual hasta totalizar únicamente 98.000 millones de dólares.
En este grupo, la inversión en Norteamérica bajó un 56 % interanual, hasta ser de 68,000 millones de dólares en la primera mitad de este año.
Europa cerró ese periodo con una cifra negativa de inversiones de -7,000 millones de dólares, frente a los 203,000 millones de dólares recibidos en el mismo periodo de 2019.
Asia ofreció las cifras menos negativas a nivel global, con un descenso interanual del 12 %, “debido principalmente a la resistencia de los flujos hacia China”, analizó el informe de Naciones Unidas.
En cifras absolutas, el continente asiático atrajo 217,000 millones de dólares de capital exterior, más de la mitad del total, lo que la mantuvo como la región líder en inversión extranjera, un puesto que ya tuvo en 2019.
Más miedo a entrar en nuevos mercados
Las primeras inversiones de empresas foráneas en un país, importante indicativo de las tendencias de la inversión extranjera global, ascendieron a 358.000 millones de dólares en los primeros ocho meses de 2020, un descenso del 37 %.
La bajada fue más acentuada en este caso en las economías en desarrollo (-49 %) que en las desarrolladas (-17 %).
Unctad también reportó que las fusiones y adquisiciones en los primeros nueve meses de 2020 ascendieron a 319,000 millones de dólares, con un descenso del 21 % en los países desarrollados, que representan un 80 % de las adquisiciones de este tipo de transacciones globales.
El informe subrayó que no obstante se ha mantenido el nivel de fusiones y adquisiciones en el sector digital, uno de los menos afectados por la pandemia.
A la vista de las cifras, Unctad mantiene una previsión de caída de la inversión extranjera global de entre el 30 % y el 40 % para todo el año 2020, con un menor descenso a partir del tercer trimestre en los países desarrollados, una estabilización de los flujos en los economías en desarrollo y cierta recuperación en Asia.
Las perspectivas están con todo rodeadas de incertidumbre, ya que “todo depende de la duración de la crisis sanitaria y de la efectividad de las intervenciones gubernamentales para mitigar los efectos económicos de la pandemia, a lo que se añaden riesgos geopolíticos”, concluye el organismo de Naciones Unidas.
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